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El masaje del bebé: despertar, ternura y complicidad


Durante nueve meses has llevado a tu bebé dentro de ti y él se ha sentido muy seguro, en un medio muy agradable, rodeado por el líquido amniótico. En el período fetal, tu bebé ha recibido estímulos sensoriales procedentes de tu respiración y tus movimientos. En las primeras semanas, necesita sobre todo adquirir confianza ante el nuevo mundo que le rodea. El tacto es el único sentido completamente desarrollado en el recién nacido, por lo que el contacto contigo a través de la piel le aportará esa seguridad que necesita.

Tradicionalmente en Africa, América Latina y en la India las mamás han realizado masajes a sus bebés. La práctica del masaje en el mundo Occidental es mucho más reciente. En los años 70, diversos especialistas demostraron la importancia que tiene para el bebé el contacto temprano con su mamá. Desde entonces el masaje se ha ido convirtiendo en una práctica cada vez más habitual. En la actualidad la mayor parte de los profesionales de la salud y la infancia coinciden en señalar que el masaje es beneficioso tanto para el desarrollo psicológico y psicomotor del bebé, como para su bienestar emocional.
Pero además el masaje también ofrece beneficios para vosotros papá y mamá. Gracias al masaje, podéis establecer una comunicación más íntima con vuestro bebé y favorecer el descubrimiento mutuo, esto contribuirá a ayudaros a abordar los primeros meses de forma más tranquila y serena. La piel es un órgano muy extenso que, además de sus múltiples funciones, sirve como medio de comunicación esencial para el bebé.
Al nacer, el recién nacido no tiene aún conciencia de su existencia como ser autónomo, no sabe aún que es un ser distinto de ti, ni conoce la diferencia entre el mundo y él. Durante las primeras semanas tendrá que aprenderlo. Gracias a los estímulos táctiles va tomando conciencia de sí mismo y va descubriendo las distintas partes de su cuerpo, las manos, los pies…Desde el punto de vista fisiológico, gracias al masaje se pueden favorecer distintas funciones del organismo (circulación, sistema inmunitario, función intestinal…).
El masaje del bebé no es sólo una técnica, sino que es una verdadera forma de comunicación entre tú y tu bebé, en la que entran en juego el tacto, la voz, la mirada. El masaje es una forma ideal para transmitir a tu bebé todo tu afecto y ternura, y proporcionarle un gran bienestar tanto físico como emocional. Al tiempo que le relajas e intercambiáis emociones, tu también te sentirás bien por hacer que él se sienta tranquilo.

Preguntas prácticas
Con la colaboración de la Prof. Hubin-Gayte, psicóloga infantil, especializada en maternidad

¿Cómo debe ser el masaje?
El masaje es un intercambio recíproco. No realizas un masaje al bebé sino con el bebé. Mediante el masaje, transmites a tu bebé pero también recibes de él en una relación interactiva y constructiva que os permite conoceros mutuamente y sentiros bien estando juntos. No se puede decir que haya una “buena” o “mala” técnica, lo importante es hacerlo con mucha ternura y estar atenta a sus reacciones, muy pronto sabrás percibir lo que te pide tu bebé y adaptar tus movimientos.

¿A qué edad se puede realizar?
En general, los profesionales consideran que se puede empezar desde el momento en que haya cicatrizado perfectamente su ombligo y continuar hasta la edad en qué el y tú queráis. Normalmente a medida que el niño adquiere mayor tonicidad, es más difícil conseguir que se esté quieto un buen rato, por lo que hacia el año de edad nos costará más. Si a esa edad tu bebé sigue encantado, por supuesto, nada te impide que continuéis con las sesiones de masaje durante más tiempo.

¿Cuál es el momento ideal del día para el masaje del bebé?
¡Cuándo se quiera! Sobre todo no debe suponer una obligación, debéis hacerlo cuando los dos estéis disponibles y os apetezca. Después del baño es una buena ocasión, pero podéis hacerlo en cualquier otro momento. Lo importante es que estéis muy tranquilos. No hay que intentarlo si el bebé está cansado, irritable o enfermo y también hay que evitar hacerlo después de las tomas.
¿Quién puede realizar el masaje?
La sensibilidad táctil que el bebé ha ido desarrollando a lo largo de todo el embarazo es el preámbulo de la relación afectiva con su mamá. Desde el nacimiento este contacto natural permite establecer un diálogo privilegiado entre mamá y bebé. Pero la función de papá y su vínculo con el bebé son esenciales por lo que el masaje constituye una ocasión ideal para él pueda establecer y fomentar también una intensa relación.

¿Cuánto debe durar?
Aquí tampoco hay reglas fijas. Unos pocos minutos son suficientes, normalmente será el niño quién con sus gestos te indique cuándo está cansado y no quiere continuar. Tampoco hay que prolongar la sesión demasiado (más de 10 minutos) para evitar que se enfríe.

¿Cuál es el lugar más adecuado?
Debéis estar en una habitación tranquila, sin ruidos que os molesten, y caldeada (25º). La luz debe ser suave. Es importante que el bebé esté en una superficie de apoyo agradable y sobre todo segura: puede ser la cama, el sofá, el cambiador, una colchoneta de masaje colocada en el suelo o sobre tus rodillas…es fundamental los dos os sintáis cómodos.

Consejos a tener en cuenta

Procura no llevar anillos o pulseras y tener las uñas cortas.
No realices el masaje con las manos frías. Frótatelas, sobre todo en invierno, para que se pongan a la temperatura de la piel de tu bebé.
Durante el masaje, asegúrate que tu bebé no tiene los pies fríos y permanece atenta a su sensibilidad.
Finaliza el masaje si notas el más mínimo signo de rechazo.
Mírale a los ojos y háblale suavemente mientas realizas el masaje para transmitirle confianza, por ejemplo puedes ir explicándole los gestos que vas haciendo.

Tus movimientos deben ser suaves, sobre todo en las primeras ocasiones, y deben realizarse sin prisas, idealmente con toda la palma de la mano. Hay que evitar hacer movimientos forzados.
El ritmo dependerá del temperamento del bebé. A medida que se establezca entre los dos confianza y conocimiento recíproco, aprenderás a deslizar espontánemente la mano respondiendo a las reacciones de tu bebé.

Para el masaje utiliza un producto hipoalergénico específico para el bebé, que respete la fragilidad de su piel (por ejemplo no deben emplearse aceites esenciales) y que facilite el masaje sin dejar sensación grasa o pegajosa al terminar.

Al terminar, envuélvele unos instantes en una toalla suave y mullida y espera algunos minutos antes de levantarle.

Ejemplo de algunos movimientos sencillos
Con el bebé tumbado boca abajoDale un suave masaje partiendo desde el cuello hacia los 2 hombros.Realiza una caricia que descienda por la línea dorsal desde la parte superior de la nuca (donde nacen los cabellos) hacia el culito recorriendo toda la espalda.Masajea suavemente sus piernas descendiendo desde las nalgas, para terminar dando un masaje en los pies.

Con el bebé tumbado boca arribaRealiza un masaje en el pecho describiendo círculos en el sentido de las agujas del reloj.También sobre la tripita realiza movimientos rotatorios que vayan en el sentido de las agujas del reloj, empezando desde arriba.
Dale un masaje por todo el brazo hasta la punta de sus pequeños deditos, haciendo que extienda los dedos y que abra la manita. Recorre cada uno de sus dedos del pulgar al meñique. Haz lo mismo en ambos brazos.También se puede hacer en los pies.Finaliza en la cara: con la yema de los dedos realiza un movimiento desde la frente hacia las sienes y después desde la punta del mentón hacia las orejas, recorriendo las mandíbulas.

Visto en Mustela, especialistas en la piel del Bebe y de la futura Mama :)

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