El té o infusión de lavanda, cuyo nombre científico es
Lavandula officinalis, es muy fácil de preparar.
Para la realización de esta
infusión es necesario tener los siguientes ingredientes: 4 cucharadas de flores
desecadas (el doble si no se encuentran secas), un litro de agua y miel si es
que quiere endulzar.
La preparación consiste en hervir las flores secas en
conjunto con el litro de agua durante 10 minutos. Transcurrido este tiempo se
debe dejar reposar por unos minutos para después colar la infusión.
La lavanda, también conocida como lavándula, posee
propiedades sedantes, las cuales se encuentran principalmente en sus flores, y
en menor medida en las hojas. Debido a esto, el consumo de las infusiones
descritas anteriormente, son muy útiles para tratar casos de nerviosismo o
ansiedad, además de atenuar los efectos que estas situaciones pueden generar,
como por ejemplo dificultades al dormir.
También ayuda contra la irritabilidad, la taquicardia
y las migrañas y funciona como tónico digestivo, ya que ayuda a expulsar los
gases.
Esta infusión de flores de lavanda es muy útil para
reducir la presión arterial, estando especialmente indicada para aquellas
personas que padezcan de hipertensión.
La dosis de estas infusiones fluctúa entre las 2 y 4
tazas diarias. Si se consumen para tratar los problemas para dormir es
importante ingerirla durante las noches.
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